viernes, 2 de enero de 2009

SEVILLA A TRAVÉS DE MIS OJOS


Salgo a pasear.
Sin rumbo, no conozco esta ciudad.
Lo de menos es a dónde.
Sonrío. Sonrío desde que llegué aquí.
La gente me mira.
No estoy loca, estoy feliz.

Esta ciudad ruidosa me llena los sentidos.
El azahar fue fugaz
pero yo estaba aquí para sentirlo.
Giro sin previo aviso.
No importa dónde.
Aquí siempre hay alguien que te ayuda,
que te guía.
Qué suerte la mía.

He llegado al parque.
Nenúfares. Un regalo.
Me siento libre. ¿Vuelvo?
No, un poquito más.
¿Tendré otra sorpresa?

Ese camarero me ha arrancado una sonrisa.
Hasta luego, guapísima.
Otro regalo.
Hasta luego. Y sonrío.
La sonrisa me dura hasta el semáforo.

Ahí está el pájaro de nuevo.
No vuela, se queda ahí, en el suelo.
Me mira.

El abuelo en el autobús.
Me cuenta su vida en tres paradas.
Creo que el secreto está en sonreír.
Me gusta regalar sonrisas.
A algunos no les gustan
pero todos saben que no discutiré.

Palabras nuevas.
Calor y frío.
Verde, amarillo, violeta.
Pétalos en el suelo.
Alfombra callejera.
Sólo para mí.
Sabores nuevos. Bares.

Paseo nocturno por el río,
esta vez en barco.
El museo, la plaza, la espera.
Las procesiones. El ruido y el silencio.
Los perfumes.
La música. Las ganas de fiesta.
¿Una servesita?

Busco y encuentro.
No busco y ¡encuentro!
Una noche cualquiera.
Ojos verdes me hace reír.
Conmigo es fácil, pero consigue
que ría sin parar.
Otro regalo.

Gracias, Sevilla.


Sevilla, 27 de mayo de 2005

Beatriz Lardón

1 comentario:

El Pasmo de Triana dijo...

Gracias a ti, Beatriz. Por comprender esta ciudad tan esquiva.
Un abrazo desde aquí para allí.