viernes, 5 de diciembre de 2008

Trazos mojados.


Una gota cae desinteresada y ciega, chorrea por el cristal y se agarra a él para no desmoronarse en pedazos. Escala, se tambalea, se sujeta, se erosiona y se hace flexible mientras va dejando tras de ella restos de sí misma, pequeños trazos mojados. Camina lenta hacia el final de la ventana mientras ve su rastro recto, quieto, mojado y suave. Muere tras un segundo, sólo uno, después de tocar el polvo seco de la ventana.
Mrc

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