martes, 15 de septiembre de 2009

Cuando nos saludes desde El Parnaso

A lo largo de nuestra vida todos elegimos caminos que nos cruzan con personas, que nos acercan a lugares, que nos sitúan en momentos, diversos, múltiples. Hay situaciones amplias y de divergentes colores a lo largo de una vida, hay épocas, años, vidas, otra vez, y personas que las llena, que eso, llenan y no olvidas.
La generosidad, ayuda, nobleza, desinterés , amabilidad y que duda cabe, como consecuencia, autenticidad de mi compañero Rafael Roblás, director, de este espacio que nos ha permitido, desahogarnos, desquitarnos, desnudarnos…, su autenticidad, decía, es un bien escaso y casi ñoño que comienza a apolillarse acostumbrados ya o otros valores…. y un largo etc también múltiple y diferente.
Luego hay algo llamado empeño, constancia, esencia; palabras, pesadas, pasadas y difíciles que en alguna persona son insignias e incluso apellidos. Decía nuestro vecino Lorca, que era poeta por gracia de Dios o del Demonio, pero también por la constancia, la técnica, o el conocimiento, por esa práctica y esfuerzo que lleva al intelectual a rellenar esta difícil palabra.
El compañero que hoy despedimos es, para este centro, un título personal, una firma, o cuanto menos, lo es para la que, con más o menos acierto…, con más o menos corrección y pluma, garabatea este epílogo. Con su pérdida se pierde más que se gana, pero en eso consiste la vida: ¿No creéis?
Hasta pronto compañero.

MRC.

1 comentario:

Rafael dijo...

Muchas gracias por tus palabras, niña. A pesar de mi partida, por allí siempre "mi espíritu errará, nostálgico...".