miércoles, 26 de noviembre de 2008

ALMERIA, QUÉ LEJOS



COMO si fueran andaluces en el extranjero, así se sienten muchos almerienses que necesitan saber de la Andalucía privilegiada (si es que hay alguna provincia que a estas alturas de la crisis tenga privilegios) a la hora de una gestión o de una urgencia, y no sólo médica. Vas a ellos, a los andaluces de Almería, y te reciben como si hubieras llegado a una tribu hermana de sangre y aislada más en tiempo que en kilómetros. Te reciben con su generosidad habitual, te lo ofrecen todo, como hacíamos los de pueblo con los paisanos que vivían lejos si un día volvían al terruño. Y te preguntan por cosas de Sevilla como ayer los chiquillos les preguntábamos a los que venían a vernos o a pasar una temporada de verano desde Madrid, que todavía me acuerdo de un chiquillo madrileño que venía a la casa de un vecino de calle, y cómo el chaval le decía extrañado a su madre: «Mamá, un niño me ha preguntado que si yo había visto alguna vez la nieve, que se lo contara. ¿Es que aquí no nieva nunca?»No, no nieva nunca, y nevó una vez cuando los chiquillos que le preguntábamos no teníamos edad de disfrutar de una nevada ni de retenerla entera en la visión infantil. Pues los de Almería, lo mismo en muchas cosas. Les hablas de que hace tres o cuatro meses fuiste a Madrid a ver los toros y te volviste en el día, y se ponen las manos en la cabeza. Un almeriense tarda de Almería a Madrid ocho horas en tren, y si elige Sevilla, cerca de siete. Tienen en el coche la solución más rápida, y sin quejarse —porque ni se quejan—, hablan de los privilegios de una ciudad como Sevilla, que se planta en Ave en Valladolid, en Madrid, en Zaragoza, en Barcelona… en menos tiempo que se tarda de Almería a Sevilla por ferrocarril. Nos reciben como si el ir a verlos fuera un detalle de extraordinaria generosidad por nuestra parte, y te preguntan por cosas de la ciudad y de sus cercanías como aquellos niños le preguntábamos al madrileño. Está muy lejos Almería. Cuando la Junta lanza el grito de que Andalucía avanza y que nos quiere, no sabe uno a cuántos va dirigido el mensaje, porque Almería está maldita en muchos pueblos por culpa de una política de desigual rasero. La gran huerta de España, la mayor concentración de cultivo hortofrutícola, poco menos que necesita pasaporte para tener cabida en la Andalucía que llaman emergente desde las tribunas de la demagogia. Hasta el habla la aleja de muchos andaluces, que esas vocales abiertas suenan en muchos oídos de la Andalucía oriental más extranjeras que el chapurreo de algunos inmigrantes del Este. Está muy lejos Almería, muy lejos. Lo saben mis amigos almerienses, gente de corazón y casa abiertos, gente que celebra la visita de un amigo más que la decisión favorable de un político. Está muy lejos Almería. Está tan lejos como les ha interesado a algunos que mandan en las distancias…

Antonio García Barbeito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lejos y cuanto cariño y sobre todo la solidaridad que nos brindan los hermanos almeriences al extrangero que llega buscando una vida mejor para nuestros hijos gracias a Almeria mi teirra de corazon!!

Las Norias crea dijo...

¡¡¡Tarde, pero te he visto, amigo de donde quiera que seas!!!

Ten por seguro, que en este blog nunca te sentirás extranjero. Pasa para adentro y siéntete como en tu casa.

Un abrazo muy fuerte.